Algo me inquieta

Esa mañana desperté temprano. Concilié el sueño sólo con ayuda de pastillas. Tu sabes, la excitación que produce la conciencia al estar a punto de escribir una página de la historia puede llegar a ser, por momentos, muy cool. Desperté solamente cuando desperté. Ya estaba claro, pero algo en mi cabeza daba vueltas y no podía controlarlo. Me senté en la cama y con los pies comencé a sacudir el suelo. Llevaba calcetines de múltiples colores, mi Valparaíso, puerto principal, tus mujeres..., perdón. Los calcetines me los saqué de inmediato, mi cabeza pensaba en todo y en nada. Algo andaba mal, creía que la historia, mas adelante, hablaría de mí. Me paré por fin de la cama y me cambié la ropa... siete y cuarto. Ya eran las Ocho en punto y salí de la casa con un revolver en mis benditas manos, las cuales, desde el momento en que nací, están destinadas a cambiar el mañana,... Mañana, voy a caer a tus pies, voy a beber de... perdón. Tengo que dejar de ver televisión en la noche, porque me pongo bohemio. Mientras voy en busca de mi caballo... ¡Constanzo!, ¡Constanzo!, grité fuertemente, pero nadie contestó. ¡Juan!, ¡Juan!, grité nuevamente, pero nadie me contestó. Caí en una inminente depresión espontánea y tácita, porque no encontraba en mi cabeza el nombre de mi compañero equino tan valiente como yo, llamado “Filiperto”. ¡No!, que majareta soy, no es Filiperto es Filiberto. En fin. Me encontré con que mucha gente me estaba mirando, creo que fue porque estaba hablando con voz alta... ahora sí. Caminé sin rumbo, sabía donde iba pero no tenía dirección. Vagué intransigente por el sórdido camino cubierto de caliente cemento durante seis tangenciales horas, hasta que el apetito invadió mi conciencia. “Tengo tanta hambre que me comería una vaca entera”. Por obra de magia apareció enfrente de mí una vaca parlante que me miraba con ojos de vaca, que pocas vacas tienen, más bien parecía una “baca”. Me acordé de mi caballo Filiberto, no sé por qué, pero me acordé. Me di cuenta que no vine con él, creo que no me atreví a hablarle, pues no me acordaba de su nombre. pero siguiendo con la baca... -Disculpa hombre hambriento – me dijo. -¿Qué sucede, Baca? -Tú eres el dueño de Filiberto. -Sí – y reventé en llantos al acordarme que no le había dejado a Filiberto la comida en el microondas a carbón. ¡Maldita sea mi perra vida!. Quería explotar, golpear algo, gritar y como lo primero que vi fue a la baca, me la comí. Y así sacié mi hambre. Quedé completamente conforme con la baca, pero Filiberto se me viene mucho a la cabeza. Creo como si me hubiese clavado una estaca en la espalda de parte de él. Lo traicioné y no pude soportar más. Me fui de regreso, fui donde Filiberto y le pediría perdón, me sentía triste, me sentía perro, me sentía caballo... ¡No!, perdóname Filiberto. Caminando, caminando, voy buscando libertad, voy buscando un camino para... llegar más rápido donde él. ¡OH! Lo he encontrado. Estoy con él. -Filiberto , te amo – le dije... – ¿qué pasó? No lo entiendo... está sangrando, tirado en el suelo, ¡OH!, tengo un revolver en la mano. ¡Maldita sea mi perra vida!, Filiberto está a punto de morir. No me explico qué ha ocurrido. Me está mirando de una forma muy penosa para mí. Prefiero no verlo, así que mejor me voy. He visto vacas, caballos, ¿Qué falta por ver hoy día?, menos mal que no me he casado, sino tendría que ver a mi suegra... otro animal más. Sin mirar siquiera a mi caballo, caminé hacia al otro lado del camino, nunca explorado por animales cuadrúpedos, sólo por aves e insectos, pero basta de fanfarronería, caminé y solo caminé, por un sendero que parecía estar ya caminado por otros hombres el sol ya estaba sobre mi cabeza y lo miré fijamente a la cara, buscando la respuesta de todas mis interrogantes. Lo único que encontré fue que no veía nada, pues mis ojos quedaron completamente cegados por la luz. Caminé unos cuantos pasos hasta que hallé una roca con mis pies y me di de narices en el suelo y por un momento sentí que mordía la tierra seca. Para sorpresa mía, no estaba sangrando, así que seguí el paso, mas bien rápido. Ya eran más o menos las dos de la tarde, cuando sentí un disparo a lo lejos, creo que fue en el pueblo, en un momento me asuste, pero luego pensé que sólo eran cazadores de conejos. Se me viene a la mente Fili... Fili... no me acuerdo como se llamaba ese caballo endemoniado. Pero no importa, sólo importa llegar a mi destino, el cual no sé cual es todavía. Se me viene a la mente ...berto ...berto, no puedo acordarme. Sería más fácil si fuera un lector, y así buscar en las palabras las respuestas. En tanto pasa esto, me fijo que cruza cerca mío una ambulancia veterinaria con un caballo. Que raro ver cosas así en estos días en donde hay que ser un imbécil de categoría para dispararle a un caballo. Se me viene a la mente... se me viene a la mente... ¡Rayos!, no sé ¡qué!. Algo me inquieta.

niF..

2 comentarios:

Arandano dijo...

quiero drogas para dormir D:

Anónimo dijo...

ahahaaa te quedo bagan el diseño de tu blog loca de patio...me gusto esta chevere ; D

sdaslfkmaldf el mio es una mierda de blog rancio feo aburrido, igual me importa un nepenson ya que lo pesco re poco D:

saludos washita :villero:
te cuidas porfis :*